lunes, 5 de abril de 2010

Pesadilla



El día arranca como todos, pero yo no lo siento. Estoy en otra parte, fuera de la realidad... en mi realidad. Estas parado al final del camino, y aunque no lo quiera, siempre termino atada a tus brazos. ¿Porque será que el amor duele tanto? Quiero escaparme, y corro... corro... corro, y no avanzo, sigo anclada en el mismo sito. La gente pasa a mi lado, pero no veo sus rostros, solo siento ese murmullo desordenado retumbándome en los oídos. La boca me sabe amarga, y me hace desear tus besos, pero me resisto, porque sé es mi droga mortal. Intento pensar en otra cosa, hacer otra cosa, pero todo me lleva de nuevo al punto de partida. Estoy atrapada en mi propio laberinto y no encuentro la salida. Pensé, repasé tantas veces la secuencia, pero no logro ver otra solución. Siento como el piso en el que camino se desmorona a cada paso, con el miedo pisándome los talones, y el vacío me succiona lentamente, ferozmente. Todo se vuelve oscuro. Grito!. Pero no sale sonido de mi garganta. Desearía volver al inicio y evitarte, eso simplificaría muchas cosas en mi vida. No tendría ésta pesadilla horrible cada noche. Ni la inseguridad brotando por mis poros. Ni la angustia partiéndome en dos el pecho. Si amar, implica esta agonía, creo que preferiría no amarte, no desearte... Me odio a mi misma por ser débil. Te odio a ti, por ser mi otra mitad. Y termino odiando a todo el mundo. Dos segundos después cobardemente me arrepiento, como si de esa inútil forma algo cambiara. Al final de todo, lloro (tantas veces que ya perdí la cuenta) hasta que estoy seca por dentro, pero el dolor es mas grande. Y quema. Y arde. Y duele. Y asfixia. Y mata... Pero no, no muero. Sigo viva en éste duelo lento y profundo. Ruego que solo sea un sueño, que el bip del despertador me rescate, de esta pesadilla...