lunes, 16 de febrero de 2015

Madrugada


Cuando abrí los ojos, en el televisor pasaban un programa de cocina donde mezclaban chile picante con chocolate... No recuerdo como llegué allí.-
3:25 decía el reloj y el sueño se había marchado. Me serví un trago, pensé que era mejor disfrutar del momento, la noche iba a ser larga... Jamie Cullum arrancaba hermosas notas al piano mientras yo exorcizaba mis pensamientos. Salí al balcón, remera de algodón, pelo suelto, descalza, vaso en la mano... No había estrellas, se acercaba la tormenta.-
La epifanía no tardó en llegar. Nunca entendí porque a las 4 de la mañana las cosas parecen mas claras, mas simples...
Eran tantas las cosas que me pesaban en el equipaje, que ya no podía avanzar... Decidí entonces en despegarme de todo aquello, dejarlo ir. Liberarme de mis ataduras y dejarme fluir. Algunas cosas simplemente no tienen explicación... Ni vos, ni yo... Ni el desvelo de la madrugada...
Casi las 5 y yo sigo en sentada en el balcón con la mente en blanco. Como si estuviera formateando mi cerebro. Caen las primeras gotas y sé que el aguacero vendrá con fuerza. Quizás sea hora de dormir y dejar que todo tome su ritmo natural.
Mañana, todo tendrá otro color...




miércoles, 11 de febrero de 2015

Cinco años

Esteban está parado frente a la biblioteca tratando de decidir que libro comprar. Lleva 45 minutos debatiendo entre tres títulos pero no sabe cual. Debe elegir uno. Esta noche tiene partido y no puede demorarse mas tiempo. Decide por fin, consultar con un vendedor que lo ayude, cuando buscando en el salón, la vio...
El mundo de Esteban, literalmente dejó de girar. Esteban, dejó de respirar. Todo parecía deslizarse en cámara lenta, como si fuera un película. No fue consciente del tiempo que estuvo así., mirándola fijamente y con el corazón en 120 pulsaciones por minuto. En solo un instante, pasaron tantas imágenes por su mente que de pronto, sintió el peso de todo éste tiempo sin Ana. Cinco años. Cinco putos largos años del ultimo beso. Ahora la tenía a solo 10 metros de distancia y no sabía que hacer. ¿Hablarle? ¿Que le diría? ¿Como la saludaría? ¿Debía besarla en los labios o en la mejilla...? Tenia tantos pensamientos todos mezclados en su mente que por un momento pensó que todo era un sueño, una imaginación suya.
Ella está parada en la fila de la caja con dos libros en la mano. Luce tan bonita como siempre. Está mas hermosa que nunca. Corre un mechón de cabello que cae sobre su rostro y lo pone detrás de su oreja. Ana suele hacer ese movimiento cuando está muy relajada. En ese momento, gira la cabeza hacia la izquierda  y encuentra aquellos ojos que la miraban fijamente, como la primera vez. Sonríe. Deja la fila y camina hacia él con la seguridad que solo da la felicidad...
"Cinco putos largos años", sigue diciendo Esteban en su mente. Como si repetirlos pudiera de alguna manera borrarlos, retroceder el tiempo. En éste momento no hay lugar para las excusas ni los pretextos. La mujer que mas amó, camina a su encuentro.
Se saludan. Sonríen. Se dicen todo lo que nunca se dijeron solo con miradas. Esteban toma la mano derecha de Ana y siente la misma electricidad que la primera vez. Se queda prácticamente sin palabras. No tuvo capacidad de reacción después de eso. La charla es breve. No hay mucho para decir. Se despiden con el abrazo mas tierno que pudo verse entre aquellos libros. Ella se dirige nuevamente a la caja mientras el corre a la puerta.
Ya en la calle, con el vapor de la tarde noche, Esteban despierta... 
Cinco putos largos años y aun es la única mujer capaz de detener su corazón...



domingo, 8 de febrero de 2015

Sombras de Clara‏


Miré sus grandes ojos café, pero no ví nada. O mejor dicho... solo ví sombras... 
Me sorprendió su invitación a salir entre semana, pero cuando llegamos a la puerta del cine comencé a entender lo que sucedía. Ahí me esperaba ella, con la sonrisa mas clara que puede tener, con la luz que brota cuando es ella misma. Jeans, remera de algodón y chatitas. Las entradas en una mano, y en la otra un balde lleno de pochoclos. No tenía nada que ver con la Clara que me llamó a media tarde, con la voz cortada. Con los sueños todos rotos...
La vida te sorprende a cada minuto, muchas veces de la manera menos pensada. Si no estás preparado la estocada puede ser fatal. Ella siempre está prevenida, siempre con la guardia alta... salvo cuando se enamora. El amor para Clara, es su talón de aquiles... Y entonces se vuelve como cualquier mortal, conjugando mal los verbos, exponiendo su fragilidad sin restricciones...
En la pantalla el protagonista corre frenéticamente, entre explosiones, resistiendo todos los impactos. Pelea y vence aún cuando parece imposible... Como Clara, cuando se reinventa... Cuando saca fuerzas de donde no las hay, en aquella búsqueda implacable para volver a ser ella misma.-
Yo la miro desde mi butaca... veo sus heridas abiertas. Me pregunto si los demás también podrán verlas. Sé que no. Clara hoy es fría como el hielo para los demás. En sus grandes ojos café solo quedan sombras de lo que fue, de aquella Clara que ella quiere soltar...
Salimos del cine hablando de la película, planeado una nueva salida para la próxima semana. Cuando me despedí, la miré fijamente, traté de decirle algo como siempre lo hace ella conmigo... No se me ocurrió nada... Solo la miré...
Ella me sonrió, con la luz que solo ella tiene, y me susurró:
- Tranquila. Después de la tormenta, el sol brilla mas...