sábado, 12 de diciembre de 2009

La lluvia....



Afuera llueve, lentamente, despacio, como si julio se hubiera colado en pleno diciembre. El reloj marca las cinco, pero ya perdió la cuenta del tiempo. Siente que el alma se le va, poco a poco del cuerpo, y simplemente se deja ir... Son las consecuencias de las copas de vino en su sangre. Un viejo tema suena monótono de fondo, por enésima vez, pero no escucha, o mejor dicho solo escucha el vago eco desgarrándole la piel. Se prometió (tantas veces que ya perdió la cuenta) no llorar mas, pero es inútil, en días como hoy, la melancolía suele ganar la partida. Se odia, por tantos errores; se culpa, por tantos fracasos, y la bronca rebelde puede verse en sus ojos apagados. Pero no se mueve, en momentos como éstos no tiene fuerzas ni para pelear con ella misma. Cierra los ojos por un minuto, y memoriza las notas del piano, las dibuja en el aire. Se imagina ella misma convertida en teclas de marfil. Es curioso lo que deseamos cuando nos abandona la conciencia. Mira por la ventana millones de gotitas derramándose sobre la tarde, y anhela su poder purificador. Bebe el ultimo trago de charonnay de su copa... ¿Porque se acabará el vino justo cuando comienza a sentirse libre ...? Estrella la copa sobre la pared, sembrando el piso de vidrios. Es la expresión más gráfica de cómo se siente. Decide no decidir nada, no es ella misma esta tarde. Decide esperar que la lluvia cese, quizás mañana salga el sol.-



Tema: Joss Stone / Sleep like a child

jueves, 3 de diciembre de 2009

Diciembre



En pausa, lenta... Con 237 días de recuerdos y 28 de días de sorpresas. Con el balance a cuestas y el inventario final. Así, diciembre me sorprendió antes de lo que pude darme cuenta.
Siento como el agua corre por mi cuerpo mientras camino bajo la lluvia, y los flashes de lo vivido llegan acompañados del alcohol de la noche. Me detengo en algunos, los revivo, a otros los evito, les paso de largo.... (“esos que no saben bien, prefiero tirarlos, borrarlos, olvidarlos...”) y por un instante siento que el tiempo se detiene (¿o acaso me detengo yo...?) como si el reloj no corriera. La lista de los objetivos del año, tienen tantos tachones y sobre escritos que casi no leo los originales, sin embargo sé, la mayoría fueron alcanzados. Sobrevienen las preguntas de lo que quedó en el tintero, de lo que se perdió, lo que no fué, pero no tengo respuesta, quizás alguna simple y cobarde excusa, pero eso no alcanza.
Sigo caminado, y el frío de la noche, me recuerda cuanto extraño sus abrazos, su calor, y aunque no los cuente, siento que cada minuto lejos es eterno. Porque será que extrañar duele tanto...
Tengo le peso del año que se termina (por fin!) en mi espalda, y toda la expetactiva del que vendrá, burbujeando en la boca del estómago. Imagino amaneceres, risas, viajes, oportunidades, sorpresas, y quiero que todo eso llegue ya mismo, y veo mi sonrisa reflejada en el vidrio de la puerta de entrada.
Diciembre me sorprendió antes de que pude darme cuenta, entre la lluvia y el alcohol de la noche...