lunes, 12 de marzo de 2012

Desvelo

4:19 grita en silencio el reloj despertador desde la mesita de noche. Ella está apoyada en al ventana, mirando hacia la nada, respirando el aire de la madrugada, e intenta por enésima vez ordenar su caos. El vino dejó de hacer efecto, y ya no le parece tan interesante lo que paso hace un par de horas. Mira el cuerpo de su amante, desnudo, sobre la cama y ensaya mentalmente las frases que dirá cuando despierte. Excusas, mentiras, pretextos, verdades… ¿Que decir? ¿Que argumento utilizar? ¿Como explicarle que ya no siente como antes? Solo un tic tac tenue, que se mezcla con el canto de los grillos, suena de fondo, rescatándola del limbo. Al cabo de un rato (que le pareció una eternidad), toma aire y decide hacerse cargo de lo que le pasa: ella es “otra” dentro de ella misma… Lo que hace un tiempo la motivaba, es ahora acaso tan solo una ligera intriga. Y repasa mentalmente los momentos, las palabras, las caricias, pero son solo fotos en color sepia. Lo quiso, no… mejor dicho, lo amo… pero hay amores que se mueren lenta e irremediablemente en las manos del silencio, sobre todo los no correspondidos. No cambiaría el pasado, pero prefiere un futuro diferente. Los primeros rayos de luz se dibujan en el cielo despejado, y él extiende una de sus manos, buscándola entre las sabanas.
-         Ale…?
-         Acá estoy... – le responde, mientras se acuesta a su lado, y él la abraza.-
Ella siente aquel abrazo como el preludio de la despedía. Sabe, que intentarlo otra vez no tiene sentido, ya no hay retorno. Se aferra por última vez a aquella espalada. Ya no habrá más noches compartidas entre los dos…