Mi insensibilidad ultimamente está más viva que nunca, más presente, y va más allá de lo meramente laboral. Se inmiscuye entre mis cosas y brota generosamente. ¿Que pasó? La gente, las acciones, la realidad me pasó... Me harté de la indiferencia colectiva, del individualismo, del sálvese quien pueda...
Tanta insensatez extralimitó mis muros y terminó inundándome. Para resistir, no quedó otra que endurecerme, ser fría como el viento.
Con absoluta honestidad brutal, voy gritando mis verdades a quien quiera oírlas, les guste o no, ya no me importa.
Tolerancia cero para las vanidades personales.
Esta vez me tocó ser la bruja blanca del cuento.
. . . . . .
PD: mi fragilidad sigue intacta. Solo hay que saber como buscarla...
4 comentarios:
Está perfecto. Si una tiene que escuchar las verdades de los demás, que los demás se preparen para escuchar las de una. Es lo más justo.
Beso.
No creo que como viento, solo brisa otoñal. Y si, la fragilidad sigue intacta, resguardada, pero no escondida.
Yo ando super apático también. Pero la gente se preocupa por otras pelotudeces, como la gripe porcina.
Besos.
Gioconda: Si, ahora que ellos se escuchen mis verdades...
Animoc: Mi fragilidad siempre está reguardada...
Luciano: Demaciadas pestes para mi gusto, trajo este otoño, incluso las del alma... ja!
BEsos.-
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