Te escribí tantas veces, que ya perdí la cuenta. A ti por amor, con la ausencia dentro de mí, llena de preguntas, viendo tus huellas marcas en la arena. Sin entender muy bien tus señales, pedí que soltaras mi mano, y recurrí a una receta de olvido y a una zamba para olvidar.
Regresaste como un deja`vu, y yo me pregunte como latir sin tu corazón, ya que extrañar era inevitable.-
Al final, el destino jugo sus cartas, y yo perdí la partida.
Te decidiste, y no por mí...
Tal vez sea hora de dejarte (dejarme) ir...
. . . . . .
A P.
Porque exorcisar los recuerdos aveces es bueno...
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