lunes, 16 de febrero de 2015

Madrugada


Cuando abrí los ojos, en el televisor pasaban un programa de cocina donde mezclaban chile picante con chocolate... No recuerdo como llegué allí.-
3:25 decía el reloj y el sueño se había marchado. Me serví un trago, pensé que era mejor disfrutar del momento, la noche iba a ser larga... Jamie Cullum arrancaba hermosas notas al piano mientras yo exorcizaba mis pensamientos. Salí al balcón, remera de algodón, pelo suelto, descalza, vaso en la mano... No había estrellas, se acercaba la tormenta.-
La epifanía no tardó en llegar. Nunca entendí porque a las 4 de la mañana las cosas parecen mas claras, mas simples...
Eran tantas las cosas que me pesaban en el equipaje, que ya no podía avanzar... Decidí entonces en despegarme de todo aquello, dejarlo ir. Liberarme de mis ataduras y dejarme fluir. Algunas cosas simplemente no tienen explicación... Ni vos, ni yo... Ni el desvelo de la madrugada...
Casi las 5 y yo sigo en sentada en el balcón con la mente en blanco. Como si estuviera formateando mi cerebro. Caen las primeras gotas y sé que el aguacero vendrá con fuerza. Quizás sea hora de dormir y dejar que todo tome su ritmo natural.
Mañana, todo tendrá otro color...




2 comentarios:

Nikki dijo...

Dejar ir lo que nos ocasiona pesar es el primer paso para pintar nuestra mente en blanco en una de mil colores.
La entrada me ha encantado; me ha hecho pensar en tantas cosas.
Besos!

E1000luz dijo...

Muchas gracias Nikonee !!! Que bueno que te gustaron estas palabras. Y si, tenes razón... dejar ir para comenzar de nuevo...

Besos!