sábado, 27 de mayo de 2017

Kilometros

Habitación en penumbras. Sábado 7 de la tarde. Silencio en la casa. Copas vacías sobre la mesa de café... Restos de cartas a medio escribir y rotas en el piso... 

Si alguien hubiera dicho que todo eso lo pueda hacer la tristeza, no lo hubiera creído... 


Ella camina del balcón al sillón en un circuito interminable, como en un loop... Ha escrito tantas cartas... tantas palabras, que ya se le olvido lo que quería decir al principio. Abre una botella más de malbec y ya no recuerda si es la segunda, o es la "quien sabe que numero" porque las primeras quedaron en otra parte... Escucha voces en el pasillo, ruido de llaves y se altera... "Es él, está llegando..." pero vuelve a la realidad y recuerda que está a kilómetros de distancia, a kilómetros de interminable silencio... 


Si alguien hubiera dicho que todo eso lo puede hacer un corazón roto, no lo hubiera imaginado... 

Como el sábado se convierte poco a poco en domingo, pero la agonía no mengua, decide cortar por lo sano aquella latania. En el mismo loop anterior, ahora vacila si tomarse un frasco de pastillas o cortarse las venas... no, eso no... habría mucho para limpiar después. Es increíble la cantidad de pensamientos oscuros que despierta una borrachera. Un atisbo de consciencia la rescata de esa dimensión desconocida de alcohol y melancolía, y se frena antes del  beber el cóctel de vino y ansiolíticos. "No es para tanto" le repite la voz en el interior, una voz llena de kilómetros de recueros, esa misma que desde hace horas quiere rescatarla pero si mucho éxito. "No es para tanto" repite en voz alta para reafirmar el fin de tanto sufrimiento.-

Si alguien le hubiera anticipado que dolería tanto, no se habría arriesgado... 

...

Han pasado horas desde la ultima copa y casi puede verse el amanecer a lo lejos. Se quedó dormida en el sillón entre tanto llanto y recuerdo gastado. Cada sonido retumba en su cabeza a mil decibles y ella intenta no pensar tanto. Los huracanes dejan destrozos a su paso, y éste fue de categoría cuatro. Ahora solo queda juntar los pedazos y tratar de rearmarse. Los kilometros entre ambos harán lo suyo, y pronto no dolerá, solo quedará el dulce recuerdo de las miradas y las risas... Mejor quedarse con eso. 

Si alguien le hubiera anticipado aquel desayuno le cambiarían su vida, sin dudarlo, lo volvería a  intentar...

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