viernes, 20 de marzo de 2009

Clara,... ambigua


La vi desde lejos, enfundada en su perfume importado. Tenia ese aire de feme fatal tan natural en ella. Se movía despacio, pero segura entre la gente. Era sin lugar a dudas, el centro de la reunión. Yo observaba en silencio como iba tejiendo los hilos, como desplegaba su telaraña de secretos. Es que Clara posee la peculiar capacidad de digitar todo a su antojo, de calcular cada cosa al mínimo detalle, con la precisión de un relojero suizo. Yo intentaba recodar el brillo de sus ojos, pero estaba más oscura que nunca. Ahora, hasta el destino perecía un capricho suyo. En ocasiones como ésta yo me pregunto que hago con ella, que es lo que une a dos personas tan diferentes como nosotras. Si hasta se me antoja lejana y desconocida...
Ella seguía manipulando todo desde su versión de todopoderosa. Moviendo cada pieza de su ajedrez, firmemente convencida de la victoria. Insensible... Fría... Inmutable
En cierto modo, admiraba esa capacidad de desdoblarse, de ser otra en ella misma, de congelar todo en su mente y llevar adelante su plan, por duro o cruel que sea.
Esta Clara no tenia nada que ver con la última que había pasado por mis ojos, vulnerable, minúscula... Y mucho menos con la de mis recuerdos, cuando irradiaba luz por los poros. Si no fuera que he visto sus lágrimas, diría que es un témpano por dentro.
Mi papel de testigo tácito termino cuando me descubrió a un lado, entre la gente. Dejo la charla con una excusa efímera, sin que importara mucho que los demás se quedaran con la palabra en la boca, y camino directo hacia mi. Me saludo con la misma dulzura de otros tiempos, dejándome muda, ante tamaña demostración de afecto.
- Un consejo: no muestres debilidad... Los lobos huelen el miedo – susurro en mi oído.
Recordé entonces que a veces la vida, aunque uno no lo pida, te transforma en tu versión mas ambigua...









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