5 cuadras (cuento - final)

(...)“ 5 putas cuadras”, dijo Soledad, y la sentencia quedo resonando en le aire, como un eco sordo y vacío. Por unos días esa idea se confundió en sus pensamientos, con declaraciones, descargos, formas... hasta que poco a poco dejo de tener importancia. Entonces comprendió que el olvido al fin llegaba; que por fin comenzaba a ver esa luz que tanto buscaba. Semanas después, bajo el sol de principios de noviembre, entre expedientes y trámites, volvió a pasar por misma esquina. Solo hubiera sido una esquina más, sino fuera porque vio cruzar delate suyo aquella figura lánguida y fría, con el pelo castaño suelto hasta los hombros. Soledad la miro desde la acera del frente, con sus ojos cafés llenos de un nuevo brillo. La otra mujer, volvió su rostro tapizado de pecas hacia ella, mostrando una impasible risa burlona, amparándose en la impunidad de sus anteojos oscuros...
“Es tuyo. Ya no lo quiero. No necesito su amor” pensó Soledad, con el alma llena de esa nueva paz que había descubierto. Siguió caminando con paso decido y firme. Se había liberado...